Comienzo una serie de entradas donde os presento los que, a mi entender, son los mejores libros de escalada editados hasta la fecha. Encontramos narrativa, manuales y guías con un rasgo en común. Los autores vuelcan en ellos toda su pasión por el mundo de la escalada, abriendo un fantástico camino entre sus aventuras y nuestros sueños. Por esta razón los presento, porque han conseguido mantener, a través de la lectura de sus páginas, una motivación constante en nosotros.
Comienzo por una auténtica joya, editada en España por RM justo un año después de su edición original. ESCALADAS EN YOSEMITE. Una nueva dimensión del alpinismo, abrió la puerta a la escalada deportiva y a la vida salvaje de sus protagonistas. Presentado por el gran George Meyers, y contando con la colaboración de nombres ilustres, como John Long, mostró al resto del mundo la nueva trayectoria de la escalada iniciada en las espectaculares paredes californianas, que tuve el placer de recorrer hace años.
Aunque la impresionante fotografía de la portada nos presenta a un escalador subiendo en artificial por la fantástica Zenith al Half Dome, el alma del libro es la escalada libre.
La filosofía consistía en defender que es mucho más puro, más difícil, más arriesgado, pero que resulta más satisfactorio subir en libre que en artificial. Sus protagonistas argumentaban que te sientes mucho mejor si has subido en libre y con bastante riesgo de fuertes caídas, que si lo haces de forma más segura en artificial. Cuanto más rápido, mejor. Y si es en libre, mejor. Pero para eso hay que romper reglas y asumir riesgos. Si quieres subir deprisa, hay que subir menos seguros y más fuerte de cuerpo y mente.
Famosa es la foto de Westbay, Bridwell y Long después de su primera ascensión en el día a la Nose en 1975 (a mí, 3). Subieron como motos, pero hay que verles las pintas de hippies de los 70 que tienen. Y fumando. Impresionantes.
Yosemite fue un profundo foco de influencia sobre la escalada europea, potenciado un poco después por el Verdon francés, facilitando el cambio de filosofía frente a las poderosas tradiciones alpinas de la época.
Cuenta el libro aventuras y pensamientos impresionantes. Les tenían mucho respeto a la escalada en chimenea, muy lisas y sin posibilidad de aseguramiento, y muy muy difíciles. Por eso, te recomendaban que no entrenaras en las más fáciles, sino que la primera que hicieras fuera de las más duras, pues así te curabas para toda la vida, si conseguías salir airoso. Por eso, entre cerveza y cerveza, también entrenaban lo suyo.
Pero no era todo de color de rosa. Las caídas, los accidentes y los rescates eran demasiado frecuentes. También es verdad que el material hace treinta años dista un mundo del de la actualidad. Como siempre, toda evolución tiene un coste.
También tenían momentos de cólera y de miedo, debido a la enorme tensión asimilada en algunos momentos.
Lo cierto es que gracias a este colectivo, sumamente salvaje, la escalada dio un giro de 180 grados sin posibilidad ya de marcha atrás. Y es una gozada poder leer las páginas de este libro y sentir en el estómago las
Se veían los primeros pies de gato, los primeros arneses Troll, nada de cascos y unas enormes bolsas de magnesio. Sus protagonistas, algunos ya desaparecidos, se tienen que sentir muy orgulllosos y de haber vivido esa época de enormes cambios.
Lo he releído hace poco, y reconozco que me lo he pasado en grande. Es un libro difícil de conseguir, pero si lo encontráis, no dudéis en leerlo con atención y guardarlo como un tesoro, como un incunable sin copia que muestra la capacidad de algunas personas de hacer cambiar el mundo.
¡Hasta luego, Lucas!
